29/3/09

"La planificación estratégica como método y el Pla de Girona como ejemplo"












En este artículo, Joan Vicente i Rufí, nos narra los grandes cambios experimentados por la ciudad de Girona en los años ochenta y noventa, centrándose en el protagonismo que tuvo la planificación estratégica a través del Pla de Ciutat, en este proceso de transformación.
En las décadas de 1950 y 1960 el crecimiento de Girona se caracterizó por la ausencia de
elementos de planificación, este fue de tipo especulativo, fragmentado y desigual, teniendo como resultado fenómenos de degradación, marginalidad, retraso económico y otros déficits.

Las primeras
elecciones para los ayuntamientos (1979) abrieron paso a numerosas iniciativas, que apoyándose en el uso de elementos de planificación, se orientaron a la rectificación de los
errores cometidos, incidiendo especialmente en las infraestructuras y la dotación de servicios. El autor que nos ocupa ofrece tres motivos principales que explican la toma por
parte de los poderes públicos de este espacio, tradicionalmente abandonado a los antojos de la
mano invisible: con la renovación democrática caló hondo la idea de que la administración debe tener un papel central en el desarrollo de las ciudades ya que la finalidad no es otra que el interés general; el desánimo que imperaba en la sociedad en relación a las posibilidades de su ciudad, llevó a que la administración pública tuviera que implicarse directamente en la creación de condiciones adecuadas para la atracción de inversiones; la tercera explicación se refiere a la capacidad de negociación de que dispone el poder público ante las demandas privadas de inversión sectorial, para compaginar su beneficio con ciertas contribuciones al desarrollo integral del territorio.
Al inicio de la década de 1990, se diseñó la iniciativa de
planificación estratégica:
Pla de Ciutat
(iniciado de forma oficial en 1993), que con una perspectiva holística pretendía incidir en los sistemas socioeconómico, administrativo, biofísico y funcional de Girona, e implicar en su desempeño a distintas instituciones públicas y privadas y a la sociedad civil, elevando de esta manera la dimensión participativa a un aspecto central en la construcción de la "nueva Girona".El
Pla de Ciutat se estructuró en torno a tres escenarios de actuación: "nostálgico", "inercial" y "voluntarista"; su objetivo central fue definido como: "consolidar Girona como capital catalana, centro económico y cultural dentro del sistema de ciudades europeo; vertebrador del desarrollo de las comarcas de Girona; con una calidad de vida singular, basada en la participación ciudadana y la cooperación público-privada". A partir de esta meta general fueron establecidas cinco líneas estratégicas y setenta y nueve objetivos más concretos.
Si bien la participación de agentes económicos
privados en este proceso fue prácticamente nula y el gran dinamismo de la ciudad sobrepasó en cierta medida al propio plan, la cara actual de Girona muestra que este fue un gran éxito,
y que cuestiones tan fundamentales como la ordenación del territorio no pueden dejarse al libre albedrío de las fuerzas del mercado, sino que requieren de la actuación decidida, planificada y conjunta tanto de los poderes públicos como de las distintas instituciones y la
sociedad civil.

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